sexta-feira, 10 de junho de 2011

Evangelio según San Juan ( Cap. 16-21) Iglesia de Dios


Libro del Evangelio de San Juan
Capitulo 16
La obra del Espiritu Santo

1 ¶ ”Estas cosas os he hablado para que no tengáis tropiezo.
2  Os expulsarán de las sinagogas, y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios.
3  Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.
4  Pero os he dicho estas cosas para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. ”Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.
5  Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “??A dónde vas?”.
6  Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.
7 ¶ Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.
8  Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
9  De pecado, por cuanto no creen en mí;
10  de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más;
11  y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
12  ”Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
13  Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.
14  Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.
15  Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío y os lo hará saber.
la tristeza se converterá en gozo
16 ¶ ”Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis, porque yo voy al Padre.
17  Entonces algunos de sus discípulos se decían entre sí: -??Qué es esto que nos dice: “Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis”; y “porque yo voy al Padre”?
18  Decían, pues: -??Qué quiere decir con: “Todavía un poco”? No entendemos lo que dice.
19  Jesús comprendió que querían preguntarle, y les dijo: -??Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: “Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis”?
20  De cierto, de cierto os digo que vosotros lloraréis y lamentaréis, y en cambio el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.
21  La mujer cuando da a luz tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz a un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
22  También vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.
23 ¶ En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará.
24  Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.
Yo he vencido al mundo
25  ”Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré en alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
26  En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
27  pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí de Dios.
28 ¶ Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al Padre.
29  Le dijeron sus discípulos: -Ahora hablas claramente y ninguna alegoría dices.
30  Ahora entendemos que sabes todas las cosas y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.
31  Jesús les respondió: -??Ahora creéis?
32  La hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado y me dejaréis solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33  Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.
Jesús ora por sus discípulos
Capitulo 17
1 ¶ Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: -Padre, la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti,
2  pues le has dado potestad sobre toda carne para que dé vida eterna a todos los que le diste.
3  Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
4  ”Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera.
5  Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera.
6 ¶ ”He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
7  Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado proceden de ti,
8  porque las palabras que me diste les he dado; y ellos las recibieron y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9  ”Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son,
10  y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
11 ¶ ”Ya no estoy en el mundo; pero estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
12  Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
13  ”Pero ahora vuelvo a ti, y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos.
14  Yo les he dado tu palabra, y el mundo los odió porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
15  No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
16  No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17 ¶ Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad.
18  Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
19  Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
20 ¶ ”Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21  para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
22  Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
23  Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
24 ¶ ”Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde antes de la fundación del mundo.
25  Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste.
26  Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos.
Arresto de Jesus
Capitulo 18
1 ¶ Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró con sus discípulos.
2  Y también Judas, el que lo entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.
3  Judas, pues, tomando una compañía de soldados y guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas.
4  Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó: -??A quién buscáis?
5  Le respondieron: -A Jesús nazareno. Jesús les dijo: -Yo soy. Estaba también con ellos Judas, el que lo entregaba.
6  Cuando les dijo: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra.
7  Volvió, pues, a preguntarles: -??A quién buscáis? Y ellos dijeron: -A Jesús nazareno.
8  Respondió Jesús: -Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad ir a estos.
9  Esto dijo para que se cumpliera aquello que había dicho: “De los que me diste, no perdí ninguno”.
10  Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, hirió al siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.
11  Jesús entonces dijo a Pedro: -Mete tu espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ??no la he de beber?
Jesús ante el sumo sacertote
12  Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron
13 ¶ y lo llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año.
14  Caifás fue quien explicó a los judíos que convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.
Pedro en el patio de Anás
15  Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del Sumo sacerdote;
16  pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del Sumo sacerdote, y habló a la portera e hizo entrar a Pedro.
17  Entonces la criada portera dijo a Pedro: -??No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: -No lo soy!
18  Estaban en pie los siervos y los guardias que habían encendido un fuego, porque hacía frío y se calentaban. También con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.
Anás interroga a Jesús
19  El Sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
20  Jesús le respondió: -Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.
21  ??Por qué me preguntas a mí? Pregunta, a los que han oído, de qué les he hablado; ellos saben lo que yo he dicho.
22  Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada, diciendo: -??Así respondes al Sumo sacerdote?
23  Jesús le respondió: -Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; pero si bien, ??por qué me golpeas?
24  Anás entonces lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
Pedro niega a Jesús
25  Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose, y le preguntaron: -??No eres tú de sus discípulos? Él negó y dijo: -No lo soy!
26  Uno de los siervos del Sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: -??No te vi yo en el huerto con él?
27  Negó Pedro otra vez, y en seguida cantó el gallo.
Jesús ante Pilato
28 ¶ Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua.
29  Entonces salió Pilato a donde ellos estaban, y les dijo: -??Qué acusación traéis contra este hombre?
30  Respondieron y le dijeron: -Si este no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
31  Entonces les dijo Pilato: -Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. Los judíos le dijeron: -A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.
32  Dijeron esto para que se cumpliera la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.
33  Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: -??Eres tú el Rey de los judíos?
34  Jesús le respondió: -??Dices tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?
35  Pilato le respondió: -??Soy yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ??Qué has hecho?
36  Respondió Jesús: -Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.
37  Le dijo entonces Pilato: -Luego, ??eres tú rey? Respondió Jesús: -Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
38  Le dijo Pilato: -??Qué es la verdad? Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo: -Yo no hallo en él ningún delito.
39  Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte a un preso en la Pascua. ??Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
40  Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: -A éste no! A Barrabás! -y Barrabás era ladrón-.
Capitulo 19
1 ¶ Así que tomó entonces Pilato a Jesús y lo azotó.
2  Los soldados entretejieron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura,
3  y le decían: -Salve, Rey de los judíos! -y le daban bofetadas.
4  Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: -Mirad, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún delito hallo en él.
5  Y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo: -Este es el hombre!
6  Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, dieron voces diciendo: -Crucifícalo! Crucifícalo! Pilato les dijo: -Tomadlo vosotros y crucificadlo, porque yo no hallo delito en él.
7  Los judíos le respondieron: -Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
8  Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo.
9  Entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: -??De dónde eres tú? Pero Jesús no le respondió.
10  Entonces le dijo Pilato: -??A mí no me hablas? ??No sabes que tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?
11  Respondió Jesús: -Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
12  Desde entonces procuraba Pilato soltarlo, pero los judíos daban voces diciendo: -Si a este sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.
13  Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado El Enlosado, en hebreo, Gábata.

14  Era la preparación de la Pascua y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: -Aquí tenéis a vuestro Rey!
15  Pero ellos gritaron: -Fuera! Fuera! Crucifícalo! Pilato les dijo: -??A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: -No tenemos más rey que César!
16 ¶ Así que entonces lo entregó a ellos para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús y se lo llevaron.
crucifixión y muerte de Jesús
17  Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota.
18  Allí lo crucificaron con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
19 ¶ Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: “Jesús Nazareno, Rey de los judíos”.
20  Muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.
21  Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: -No escribas: “Rey de los judíos”, sino: “Este dijo: Soy rey de los judíos”.
22  Respondió Pilato: -Lo que he escrito, he escrito.
23  Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.
24  Entonces dijeron entre sí: -No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura, que dice: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. Y así lo hicieron los soldados.
25  Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26  Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: -Mujer, he ahí tu hijo.
27  Después dijo al discípulo: -He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
28  Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliera: -Tengo sed!
29  Había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja y, poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.
30  Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: -Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
El costado de Jesús traspasado
31 ¶ Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedaran en la cruz el sábado (pues aquel sábado era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y fueran quitados de allí.
32  Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas al primero y asimismo al otro que había sido crucificado con él.
33  Pero cuando llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.
34  Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.
35  Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis,
36  pues estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: “No será quebrado hueso suyo”.
37  Y también otra Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron”.
Jesús es sepultado
38 ¶ Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces fue y se llevó el cuerpo de Jesús.
39  Vino también Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
40  Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según la costumbre judía de sepultar.
41  En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no se había puesto a nadie.
42  Allí, pues, por causa de la preparación de la Pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
La resurrección de Jesus
Capitulo 20
1 ¶ El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro.
2  Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: -Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
3  Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro.
4  Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro.
5  Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
6  Luego llegó Simón Pedro tras él, entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí,
7  y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
8  Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó,
9  pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos.
10  Y volvieron los discípulos a los suyos.
Jesús se aparece a María Magdalena
11 ¶ Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro,
12  y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
13  Y le dijeron: -Mujer, ??por qué lloras? Les dijo: -Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
14  Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús.
15  Jesús le dijo: -Mujer, ??por qué lloras? ??A quién buscas? Ella, pensando que era el jardinero, le dijo: -Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré.
16  Jesús le dijo: -María! Volviéndose ella, le dijo: -Raboni! -que significa: “Maestro”-.
17  Jesús le dijo: -Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.
Jesús se aparece a los discípulos
18  Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos la noticia de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
19 ¶ Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, llegó Jesús y, puesto en medio, les dijo: -Paz a vosotros!
20  Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
21  Entonces Jesús les dijo otra vez: -Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío.
22  Y al decir esto, sopló y les dijo: -Recibid el Espíritu Santo.
23  A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos.
Incredulidad de Tomás
24  Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús se presentó.
25  Le dijeron, pues, los otros discípulos: -Hemos visto al Señor! Él les dijo: -Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré.
26 ¶ Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo: -Paz a vosotros!
27  Luego dijo a Tomás: -Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28  Entonces Tomás respondió y le dijo: -Señor mío y Dios mío!
29  Jesús le dijo: -Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
El propósito de libro
30  Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
31  Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Jesús se aparece a siete  de sus discítulos
Capitulo 21
1 ¶ Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al Mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:
2  Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Dídimo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
3  Simón Pedro les dijo: -Voy a pescar. Ellos le dijeron: -Vamos nosotros también contigo. Salieron, pues, y entraron en una barca; pero aquella noche no pescaron nada.
4  Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa, pero los discípulos no sabían que era Jesús.
5  Y les dijo: -Hijitos, ??tenéis algo de comer? Le respondieron: -No!
6  Él les dijo: -Echad la red a la derecha de la barca y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
7  Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: -Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella) y se tiró al mar.
8  Los otros discípulos fueron con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
9  Al descender a tierra, vieron brasas puestas y un pescado encima de ellas, y pan.
10  Jesús les dijo: -Traed de los peces que acabáis de sacar.
11  Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
12  Les dijo Jesús: -Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “??Tú, quién eres?”, sabiendo que era el Señor.

13  Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.
14  Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
Apacienta mis ovejas
15 ¶ Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: -Simón, hijo de Jonás, ??me amas más que estos? Le respondió: -Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Él le dijo: -Apacienta mis corderos.
16  Volvió a decirle la segunda vez: -Simón, hijo de Jonás, ??me amas? Pedro le respondió: -Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Le dijo: -Pastorea mis ovejas.
17  Le dijo la tercera vez: -Simón, hijo de Jonás, ??me quieres? Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “??Me quieres?”, y le respondió: -Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: -Apacienta mis ovejas.
18  De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
19  Esto dijo dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: -Sígueme.
El discípulo amado
20 ¶ Volviéndose Pedro, vio que los seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él y le había dicho: “Señor, ??quién es el que te ha de entregar?”.
21  Cuando Pedro lo vio, dijo a Jesús: -Señor, ??y qué de este?
22  Jesús le dijo: -Si quiero que él quede hasta que yo vuelva, ??qué a ti? Sígueme tú.
23  Se extendió entonces entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: “Si quiero que él quede hasta que yo vuelva, ??qué a ti?”.
24  Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
25  Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.


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Raimundo Soares de Andrade es el pastor de la Iglesia de Dios en Brasil


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